14.5.12

¿Qué llevar a una isla desierta? O desvaríos por el calor.

La BNE (Bilbioteca Nacional de España), como ya les conté, está llevando a cabo un ciclo de conferencias titulado "El libro como universo". En él participan muchos escritores contemporáneos, la mayoría de ellos españoles, y la semana pasada tuvimos la oportunidad de escuchar a Mario Vargas Llosa. Su más reciente libro, que también ya mencioné, "La civilización del espectáculo" y "Conversación en la catedral" (uno de los favoritos de NLE) yacen ahora en nuestra pequeña biblioteca madrileña con la firma de su autor.

¿Qué llevar a una isla desierta?

Hace varios días leía en un blog llamado Desequilibros la respuesta de un escritor a dicha pregunta: "Manual para la construcción de lanchas". Hace un día menos que eso Sergio Vila-San Juan le preguntaba a Vargas Llosa lo mismo y él decía: tendría que ser un libro muy largo, largo, alguno como "
La muerte de Virgilio" de Hermann Broch “porque nunca he podido pasar de la cuarta página". Hace menos días NLE decía: Yo me llevaría "Cómo hacer cerveza de coco" y "Cómo hacer una barca". Hace muchos años, yo tendría ocho, supongo que para entretenernos a mi hermano y a mí, una vecina de casa de mis papás estando en una reunión en casa nos dijo: sin pensarlo corran por sólo tres cosas que se llevarían a una isla desierta y ahí voy a llevar un libro, cuál quién sabe...

Monumento a Varela en Paseo de la Castellana

Esas anécdotas ponen primero que nada al descubierto que existimos muchos bichos raros que vemos una gran importancia en el libro como entretenimiento (entre otros muchos usos) y como método de supervivencia, en su caso. Cosa para la que el libro electrónico no funcionaría. Hay toda una discusión al respecto. Por ahora yo me quedo con el papel, aunque mucho de lo que leo, ahora una mayoría, es en pantalla, nada como leer en papel, es mucho más cómodo.

Los 34 ºC de este fin de semana me hacen desvariar y es que:

1. El calor no me gusta
2. Me pongo roja-morada y me hincho
3. Me seco
4. Había un bochorno asqueroso
5. ¿Ya dije que no me gusta el calor? Nada por encima de los 25 ºC


Cancún, México 2009

En fin, mientras desvariábamos y pensábamos en la isla desierta y en la conferencia de Vargas Llosa, quien me sorprendió con calidez y realidad, estaba, gracias a una de las preguntas que se le hicieron en la conferencia, tratando de recordar cuáles son los primeros libros que leí. No lo he logrado, creo que tengo que ir a revolver a México ciertos libreros. Recuerdo algunos de mis 4-5 años y entiendo cosas (ja), lecturas sobre un gnomo ermitaño en el Polo Norte (hasta pude tener 3, porque si no mal recuerdo me lo dieron cuando nació mi hermano), sobre Lenin y la Revolución Rusa en versión ilustrada (regalo creo que de mis tiítos medio jalapeños), ya un poco más grande, pero no mucho, Mujercitas (qué trillado ¿no?).


Por aquello de los gnomos y las cervezas

Total, que a pesar de tener muy buena memoria, digo yo, y recuerdos muy, muy, muy viejitos, yo no logro recordar mi primer libro. Pero le pediré a la madre un recorrido virtual por mis libros aún guardados. ¿Ustedes recuerdan alguno de sus primeros libros?

PD Al menos una mis 10 cosas esperadas ha salido, esperemos que de las tres que faltan salga alguna más. ¡Lisboa en julio!

PD2 Me acabo de enterar que el padre Solalinde (mencionado en este blog aquí) abandonó México por las continuas amenazas de muerte en su contra por su excepcional trabajo con la comunidad migrante. Sin palabras. Más info aquí:

2 comentarios:

Adela Iglesias dijo...

¡Qué divertida propuesta! De inmediato me fui a la infancia, a los largos días de verano que pasaba en casa de mi abuela Rosa en Cuernavaca, leyendo (o asomándome a través de su ventana para ver telenovelas a escondidas). Entonces me acompañaron "La familia de Robinsones suizos" o algo así, que contaba la historia de una familia naúfraga en una isla desierta (hasta una museo construían) o las aventuras del rey Arturo y la reina Ginebra. En la secundaria "Jane Eyre" de Charlotte Brontë fue una lectura que me dejó patidifusa. No volví a encontrar el mismo nivel de entusiasmo hasta que me encontré con Saramago (antes de que se ganara el Nóbel) y con J.K. Rowling (sí, la autora de la saga de Harry Potter). La última vez que pensé en lo de la isla desierta, eran estos dos autores los que me acompañaban. Hoy incluiría un libro del maestro budista/director de cine, Dzongsar Jamayang Khyentse ("What makes you not a Buddhist?").

I.E dijo...

Al menos antes eran más sensatos en no dejar ver las telenovelas a los niños. Justo la semana pasada fuimos a una conferencia sobre Arturo, Lancelot y Ginebra.

Quiero ver la película de Jane Eyre, aunque debo confesar no haber leído el libro.

Harry Potter no es lo mío y a Saramago lo he leído muy poco, pero eso es lo bonito de la multitud de libros en el planeta